Manufacturados en materiales diversos como la piel de animales, especialmente
la de venado, papel extraído de un árbol llamado amate, lienzos hechos de diferentes clases de algodón o fibra de maguey en
la época prehispánica, donde se registran los anales más antiguos de los pueblos indígenas mesoamericanos, o los trabajados
en papel de algodón o telas, materiales comunes en la época colonial donde los escribas indígenas siguen registrando diferentes
aspectos de la cultura y desarrollo histórico contemporáneo, conservando si no los materiales si las formas antiguas, haciendo un enlace entre los pueblos
que van desapareciendo por la voracidad e imposición colonial y los nuevos producto del mestizaje. Los documentos se producen
en un “nuevo” estilo hasta fines del siglo XVIII.
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Tlacuilo de canto. Códice Vindobonensis. Cultura Mixteca. |
Pero independientemente de todo lo que podría decirse
acerca de los aspectos técnicos, artísticos,
de contenido y conocimiento en general que implica la elaboración de estos memoriales escritos en imágenes por las antiguas
culturas mesoamericanas y en los primeros tiempos de la colonia, es importante resaltar en este espacio la intención con que
fueron escritos, y que fue de manera habitual el de registrar y conservar su sabiduría
en el plazo inmediato y evitar que se perdiera en generaciones venideras, como lo afirman estas palabras en la Ordenanza
del Señor Cuauhtemoc: "… para que no se pierda la
palabra de los antiguos , las pinturas que ellos nos dejaron hace tiempo…".
La importancia de esta observación reside en el hecho de que actualmente
concurre un vacío en el conocimiento de los documentos en cuestión por la población de nuestro país. Solo una minúscula fracción
les conoce y otra todavía más insignificante, es la única que tiene acceso a ellos. Condición que expresa que estamos defraudando
ese propósito ancestral. Más todavía, sentamos una falla a un compromiso histórico en cuanto más alejados de ellos y su conocimiento nos encontramos.
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Temazcal de Dos Ríos. Códice Vindobonensis. Cultura Mixteca. |
Es poco probable, o mejor dicho casi imposible, que la
gente común que nada tiene que ver con los letrados en ciencias que se encargan de estudiar el devenir de nuestro país, disfrute la oportunidad de
un día tener en sus manos una copia de uno de esos escritos antiguos que los especialistas han llamado genéricamente Códices.
Los nombres nos resultan raros y difíciles de aprender, debido a que casi siempre
se han tomado del apellido de quienes son o fueron dueños del documento o bien del lugar en que se encuentran en custodia.
Quizá nuestro conocimiento en la materia se reduce a las imágenes, iconos o pictogramas de códices que hemos observado en
artículos de diversa índole usados a manera de logotipos comerciales o, a veces, expresando alguna orientación ideológica,
las más de las veces indefinida. Si,
los hemos visto constantemente, pero no nos dicen nada, ni conocemos sus nombres ni sabemos su significado y no nos transmiten en esa forma ningún conocimiento. Pensar en poseer, leer e interpretar esos documentos
es prácticamente un sueño imposible de realizar a menos que se dedique el esfuerzo a una formación profesional con ese propósito.
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Tenoch. Códice Huamantla. Códice Tlaxcalteca. |
El término “La Otra Literatura”,
denota en sí mismo una literatura diferente a la que todos conocemos en diferentes frmas hoy en día. Sus textos se expresan
con pinturas- imágenes, y se leen en un orden diferente tanto considerando el documento total como cada página. En ellos la
literatura oral y escrita son dos aspectos del saber de origen celestial, divino, como lo expresan las dos figuras reproducidas
en el presente documento en que se manifiestan dos de los títulos del Señor 9
Viento Quetzalcoatl quien los trajo del cielo en una narración del Códice Vindobonensis. Expresa tácitamente un término
diferencial para una literatura con la que tengamos la posibilidad de establecer o
no lazos de mayor o menor identidad , acercarnos un poco más y de manera más profunda a nuestras raíces, es una manera de
resistencia de las culturas autóctonas.
Lo que aquí llamamos “La Otra Literatura”, es la herencia tanto de los pueblos prehispánicos
mesoamericanos como de los mestizos de la colonia. Es nuestra literatura también, aunque no conozcamos en firme su lectura, podemos
encontrar las expresiones del conocimiento en un contexto particular, que no es del todo desconocido, que nos resulta familiar
en diferentes grados, que pervive entre nosotros cotidianamente, que habita la memoria colectiva, que representa una forma
de entender el mundo y de ubicarse en el de manera armónica, los recuerdos de nuestro pueblo en un momento determinado, que
en muchos casos sigue siendo vigente.
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7 Venado Venado. Cermonia del pulque. Códice Vindobonensis. |
In Tlilli in
Tlapalli “la tinta negra y roja”, es
una expresión en lengua
náhuatl que significa la sabiduría y la palabra escrita, el conocimiento. Sobran ejemplos en los que
puede adivinarse lo importante y profundo de la literatura escrita en las culturas prehispánicas
y coloniales como este texto de “La
Otra Literatura” del
siglo XVI, Huehuetlatolli o “palabras antiguas” compiladas por Juan Valeriano en 1600:
El libro, la escritura, que todo esta pintado de negro,
que todo está
pintado de rojo; sobre él se coloca la vara del águila,
la vara del tigre; para que con ello lo vayas hojeando,
para que lo vayas leyendo.
Y en el está el espejo ancho, de ambos
lados trabajando,
Que ilumina el inframundo, que ilumina el cielo.
En él observas como es el lugar del misterio, el inframundo y el cielo.
En el miras todas las partes del mundo.
Y en él está el grueso hachón que no produce humo,
Que no tiene niebla; con él están iluminadas todas las partes del Mundo;
En el es visto el amanecer, y el resplandor de tu pueblo.
DR.
HORACIO ROJAS ALBA
Presidente del Instituto Mexicano de Medicinas Tradicionales
"Tlahuilli" A.C.
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Fuego Nuevo. Códice Laud. |
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