La escritura tal y como la conocemos ahora, es una forma de registro que se inicio en nuestro país a partir de la llegada de los conquistadores. Antes de este suceso, en el México antiguo, las diferentes culturas que se desenvolvieron en su territorio, tenían una forma propia de registrar los diversos aspectos de su conocimiento y los hechos históricos relevantes que se sucedieron entonces.  Era una forma de escritura muy peculiar con diferencias particulares a cada región y distintos grados de perfeccionamiento, que en el caso de los mayas alcanzó un desarrollo pleno. A estos sucesos se les denominaba en ese tiempo con nombres en la lengua propia del pueblo que lo escribía de acuerdo a su contenido,  que por abarcar una gama temática amplia, resultaba en una abundancia igual para sus nombres. Podríamos decir, en general, que no hay un aspecto de la vida de los pueblos antiguos que no se haya registrado de alguna manera en tales manuscritos.Estos libros eran tenidos en gran aprecio y se mantenían en lugares especiales para su cuidado a manera de las bibliotecas de hoy. El material necesario para su elaboración era escrupulosamente seleccionado y preparado por especialistas a quienes se respetaba como los hombres más sabios, que expresaban su conocimiento y sabiduría en la palabra escrita en imágenes de belleza y valor artístico sin igual, en un estilo donde la metáfora, la composición literaria y la expresión del saber se conjugan genialmente.